Dragonlance: Espada de Reyes
Si el primer libro de la primera trilogía de Héroes de la Dragonlance tuvo al mismísimo Huma como protagonista, para el segundo, Espada de Reyes, la autora Nancy Varian Berberick escoge para su historia un marco que los lectores habituales de la Dragonlance, o al menos aquellos que hayan leído las Crónicas de la Dragonlance, conocerán bien, ya que la acción transcurre durante esta trilogía, cuando los refugiados de Pax Tharkas, con Los Compañeros a la cabeza, llegan hasta Thorbardin en busca de refugio. Sin embargo, y en lo que considero una acertada decisión, la autora decide mantener la historia de Espada de Reyes lejos de Los Compañeros, y en su lugar da forma a un peculiar grupo de inesperados héroes que se verán envueltos en una aventura que no solo sucede durante los acontecimientos ya citados, sino que tiene mucho que ver con estos, pese a que sea de forma tangencial. Pero, al mismo tiempo, Nancy Varian Berberick muestra al lector algunos interesantes cruces entre las dos historias, de forma que el lector podrá encontrarse (en contadas ocasiones, eso sí) con Goldmoon y con el mismísimo Tanis Semielfo, secundarios de lujo en Espada de Reyes. La autora ofrece, en definitiva, un eslabón que completa y complementa uno de los arcos de más importancia en la principal trilogía de la saga, las Crónicas de la Dragonlance. Pero esto no es todo, pues la propia narración hace mención también a acontecimientos que tienen lugar en Leyendas de la Dragonlance, e incluso la autora ofrece pequeños guiños a los lectores más fieles, que pasarán inadvertidos para quienes no conozcan bien la Dragonlance.
Por lo que respecta a la novela en sí, lo cierto es que Espada de Reyes es una lectura pesada y de difícil digestión. Si bien la historia resulta interesante, y los personajes están bien construidos, es el propio estilo de la narración, no sabemos si por la propia autora o por la traducción al español, lo que hace que la lectura resulta densa y lenta, farragosa incluso, debido a un lenguaje innecesariamente sobrecargado tanto en redacción como en vocabulario. Esto empaña lo que de otro modo sería una interesante historia, en la que se nos ofrecen todos los ingredientes que necesita una buena aventura de fantasía: héroes, villanos, una espada mágica, traiciones, reyes, guerras e incluso dragones. ¡No le falta de nada! Todo empieza con la forja de una poderosa espada mágica, Vulcania, arma que queda insuflada por el hálito del mismísimo Reorx, lo que la convierte en una Espada de Reyes. Sin embargo, una traición hará que el arma sea robada, y comenzará entonces una misión para recuperarla. Contra todo pronóstico serán un variopinto grupo de personajes, entre ellos mercenarios, un elfo, el aprendiz del maestro herrero que forjó el arma, un kender y hasta una tabernera, quienes terminarán involucrándose en la búsqueda de Vulcania, periplo que los llevará a todos ellos mucho más lejos (tanto geográfica como metafóricamente) de lo que ninguno esperaba llegar. En sus hombros, los inesperados héroes cargan con el peso de salvar una nación dividida, Thorbardin, y también a los refugiados a los que, de no ser aceptados en el reino de los enanos, nada quedará salvo miseria, hambre y muerte, pues el enemigo está a su espalda.
La Guerra de la Lanza ha estallado, y es hora de que los enanos de las montañas decidan si toman partido por aquellos que arriesgan su vida en el conflicto, o si se quedan de brazos cruzados, ocultos bajo la montaña, confiando en que los ejércitos de la Reina de la Oscuridad pasen de largo y dejen en paz su reino.
JOAQUÍN SANJUÁN
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