Warhammer: La marca del Caos

11.01.2025

Cuando hablamos de novelas ambientadas en el mundo de Warhammer Fantasy, lo cierto es que el caso de La Marca del Caos, primera novela de Anthony Reynolds, resulta bastante particular. Esta novela fue publicada como complemento del juego homónimo, un videojuego creado por Black Hole Entertaiment y Bandai Namco Games, lo que explica que sea la única de todas las novelas de la colección que incluya en contraportada los logos de estas dos compañías. El videojuego en cuestión trata de grandes batallas entre diferentes facciones (Imperio, Altos Elfos, Skavens y Caos), y ofrece algunos personajes creados para la ocasión. El contexto de fondo es bastante simple: un conflicto entre Caos e Imperio del que depende la supervivencia de la especie humana. Para los que conocemos el trasfondo de Warhammer Fantasy no resulta algo demasiado novedoso, ¿verdad? 

Cuando se lee la novela teniendo unos conocimientos básicos del mencionado videojuego, el lector puede darse cuenta con facilidad de hasta qué punto este último condiciona el desarrollo de la historia. No solo los protagonistas son los mismos, sino que los escenarios generales e incluso las razas que aparecen son consecuencia directa del videojuego. No es casualidad que en la novela se enfrenten el Caos al Imperio, ni tampoco lo es que cuenten con apoyo de los Skavens y de los Altos Elfos, respectivamente. ¿Recordáis que os conté que estas eran las cuatro razas del videojuego? Lo cierto es que esto no necesariamente debería ser un problema, pero, en el caso de la novela La marca del Caos, sin duda lo es. Durante la lectura, en ocasiones da la sensación de que, pese a que los capítulos se suceden y a que en ellos tienen lugar diferentes batallas, no hay una historia detrás, más allá de que hay una guerra entre Caos e Imperio. Los personajes resultan tremendamente planos y aburridos, y las pocas pinceladas de una trama elaborada que podemos encontrar en el libro no son más que un pretexto para justificar la siguiente gran batalla que se va a narrar. Personalmente, esta novela me ha recordado a todas esas películas repletas de acción, explosiones, peleas y muchos tiros, todo ello adobado con un ritmo vertiginoso, pero cuya trama de fondo podría escribirse en la servilleta de una cafetería, y eso cuando la hay. Este tipo de narrativa, que sin duda resulta genial para un suplemento de Warhammer Fantasy, es insuficiente para una novela que no es que no logre atrapar al lector, es que ni tan solo parece que lo intente. 

Pero no todo es malo en La marca del Caos. Las escenas de batallas que tanto abundan son, eso sí, impresionantes, y reflejan con todo detalle los distintos ejércitos de Warhammer Fantasy, especialmente Caos e Imperio. Su lectura resulta una gozada, y de tanto en tanto incluso puedes encontrar grandes personajes, quienes, pese a que quedan diluidos en una novela sin historia, tienen su momento de gloria en el campo de batalla. En medio de todo ello, de tanto conflicto y tanta batalla, Anthony Reynolds se esfuerza sin éxito por desarrollar una trágica historia personal para el que podríamos decir que es el personaje principal, el capitán Stefan Von Kessel, un personaje que tiene un motivo muy personal para querer combatir y derrotar al Caos en cualquiera de sus formas. Y, bueno, siempre nos queda el fugaz cameo del mismísimo Teclis, quien se deja ver (brevísimamente, eso sí) durante la historia. En general, estamos ante una novela insípida que se disfruta más si nos limitamos a leer las escenas de grandes batallas y nos saltamos lo que no cabe duda que son capítulos de relleno. Una lástima que sea así.

JOAQUÍN SANJUÁN
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